17/06/2011.- Tras varias semanas de constantes descensos de precio en las principales marcas de tabaco, particularmente referencias premium, los estanqueros preven una tregua en los cambios a la baja, según fuentes consultadas por Interestanco. La última variación, producida ayer, marca, aparentemente, el punto final a los descensos de precio ya que no existe más margen para la reducción, dadas las prescripciones legales sobre el precio y el margen de beneficio, situado ya casi al límite de pérdida.
Se pondría así punto y final a una guerra de precios iniciada por las tabaqueras en mayo con el fin primero de aumentar la competitividad de sus marcas premium frente a otras categorías menores. La consecuencia más directa es un descenso de ventas en marcas de segmento bajo, que no pueden bajar más su precio al tener un límite establecido por ley, y sin embargo quedan prácticamente al nivel de nuevo precio de las premium. La segunda consecuencia es una reducción en los ingresos por impuestos al tabaco por parte del estado, ya que a menor precio, menor es la recaudación, sobre todo porque la diferencia no se compensa con un aumento proporcional de la venta.
Por su parte, los estanqueros ven menguados sus beneficios e incluso incurren en pérdidas al verse obligados a comprar el producto a las tabaqueras primero a un precio y con cada cambio, venderlo después al consumidor a un precio inferior, perdiéndose así toda ganancia. De hecho, el sector de los estancos ha cifrado en 37 millones de euros, las pérdidas ocasionadas por la actual guerra de precios en el tabaco.
Subida de impuestos
La consecuencia a medio plazo es una posible subida de impuestos por parte del Gobierno, objetivo último de la guerra emprendida por las tabaqueras. Presionado por la caída de la recaudación, unos 200 millones de euros según las últimas estimaciones del sector, el Gobierno se vería obligado, como en anteriores guerras de precios, a subir el impuesto para recuperar los niveles de ingreso anteriores. Sin embargo, los efectos pueden no ser los esperados, ya que una subida de impuestos, y por lo tanto del precio final no equivale siempre a un aumento del margen y además, frena el consumo. De hecho, un estudio realizado por Citi indica que la guerra de precios del tabaco ha supuesto un recorte de beneficios de 471 millones de euros para la industria tabaquera.
Finalmente, la fiscalidad del tabaco española es de las más altas de Europa, según un estudio de Analistas Financieros Internacionales (AFI), recogido por ABC. Por este motivo, algunas tabaqueras apuestan por presionar al Gobierno, no tanto para que suba el impuesto, como para que cambie la estructura del mismo, reduciendo el porcentaje ad valorem (precio de la cajetilla), un 90% de la carga, y subiendo el porcentaje fijo, el otro 10%, equilibrándolo para no provocar nuevas guerras de precios. Sin embargo, se trata de una propuesta que beneficiaría a las tabaqueras con precios más bajos y por ese motivo no convence a todas.