El estanco es el primer afectado en una guerra de precios del tabaco. La subida o bajada de precios del tabaco efectuadas por los fabricantes repercuten directamente en sus beneficios. Las bajadas de precio perjudican al estanco, al verse obligado a vender al público productos a un precio inferior al fijado en el momento de comprárselo al fabricante. Y las subidas de precio benefician al estanco, ya que le permiten vender al público productos que compró al fabricante a un precio inferior al nuevo.
En las últimas semanas los fabricantes de tabaco han realizado cambios en el precio de la mayoría de sus productos. Primero subieron precios, no todos, y ahora algunos los han vuelto a bajar. Es lo que se conoce en el sector como una guerra de precios. ¿Cómo actuar en estas circunstancias? ¿Cómo evitar pérdidas? ¿Pueden obtenerse ganancias?
La experiencia de anteriores guerras de precios en el tabaco como estanqueros y como expertos en el sector, nos permite ofrecer una serie de consejos válidos para el estanco en el momento preciso en el que se encuentra el mercado :
- Reducir el stock, para minimizar las pérdidas en caso de descensos de precio de venta al público;
- Reducir el importe de las sacas, para evitar sobreestockaje de productos que podrían ver reducido su PVP;
- Aumentar la frecuencia de compra, realizando compras en tienda (Logista), para abastecerse de acuerdo a la demanda pero no sobreestockarse;
- No caer en la tentación de sobreestockarse esperando una subida de precios, ya que puede no producirse, o incluso puede darse una bajada, con la consecuente pérdida del margen comercial;
- Estar muy atentos a cualquier cambio de precio, del que informa el BOE, y, normalmente, también los programas de gestión más utilizados (Strator, Bitronic, etc);
- Actualizar precios si no se cuenta con un programa de gestión que lo realice automáticamente;
En conclusión: ante la incertidumbre que provoca una guerra de precios de tabaco, conviene ser prudentes y aplicar el sentido común. Traducido a la gestión de un estanco, significa contener el gasto por cesta de compra, siempre adaptado a la demanda; y, a cambio, dividir el gasto en más cestas.