En los últimos meses los estanqueros se levantan día sí, día también, con la noticia de alguna aprehensión de alijos de tabaco de contrabando. Lejos de aliviar al profesional del Estanco, este tipo de noticias aumentan su preocupación, en la certeza de que lo que hay detrás de cada operación policial es en realidad un aumento del delito, algo que perjudica enormemente al negocio legal de venta de tabaco. Y no están desacertados puesto que así lo confirman los últimos datos hechos públicos en parte de la geografía española, particularmente en las zonas costeras, que por su situación son las principales receptoras del contrabando.
En Andalucía, por ejemplo, se calcula que el contrabando de tabaco supone un 10% de las ventas legales de cigarrillos y en provincias como Málaga, Cádiz o Sevilla, hasta un 20%. En Galicia, otra de las regiones de entrada del contrabando, estanqueros y fuerzas de Seguridad han alertado de un repunte en el contrabando, que ahora llega también por aire y hasta por tierra, vía Portugal. A todo ello se ha sumado en las últimas semanas una medida aprobada por el Gobierno que aumenta el umbral mínimo de la cantidad de tabaco ilegal aprehendido para considerarse delito, un movimiento que ha sido considerado por la industria del Tabaco como una puerta abierta al aumento del contrabando. Por su parte, la Unión de Estanqueros, también se ha manifestado de forma crítica con la esta modificación y alega que en la práctica equivale a despenalizar esta práctica ilegal.
Para encontrar los motivos de este repunte en el contrabando de tabaco hay que remitirse a la subida fiscal efectuada por el Gobierno a finales de 2010 para paliar los efectos de la ley antitabaco. En la práctica el efecto no ha sido el esperado, una mayor recaudación, sino el contrario, una bajada de la misma causada por una caída en las ventas de los estancos de más del 30% en algunas provincias. Las mafias chinas y del Este de Europa han vuelto a prestar atención a un mercado, el español, que habían abandonado dada la presión policial y en el sector se teme que España vuelva a convertirse, como en los años 90, en el paraíso del contrabando de tabaco.