La CNMC alarma de nuevo al mundo del estanco

En las últimas semanas se ha generado cierta alarma en el mundo del Estanco a raíz de la publicación, por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), de un informe que aconseja dar fin al monopolio estatal sobre el tabaco. El informe en el que la CNMC recomienda esta medida se centra, en realidad, en el  anteproyecto de la “Ley Antitabaco”. Al analizar el mismo cita, entre otras, la exclusividad de la red de Estancos en la venta de tabaco como una medida a corregir, pero se refiere también a otras.

Así, por una parte, la CNMC considera que debe reconsiderar la prohibición de venta a distancia de los cigarrillos electrónicos. En ese sentido, recomienda que, en lugar de prohibirse, se busquen fórmulas para permitir este tipo de venta, y a la par, garantizar la verificación de la edad o la aplicación del régimen sancionador.

Por otra parte, recomienda revisar la prohibición de venta de productos distintos a los cigarrillos electrónicos en los establecimientos especializados. Finalmente, recomienda que no se difunda y publique información comercial sensible que podría traducirse en conductas potencialmente anticompetitivas.

La CNMC plantea que se consideren otros instrumentos de política pública como la imposición indirecta (cargar al producto de impuestos indirectos como el IVA). Esta medida podría reducir el consumo en determinados segmentos, como los jóvenes, con menor poder adquisitivo, y al mismo tiempo  beneficiar a la Hacienda Pública.

Informe similar al de los últimos años

En realidad, las recomendaciones que realiza la CNMC en este último informe no difieren demasiado de las emitidas en informes publicados anteriormente, en 2014 y 2016. En esas ocasiones la publicación de esos informes también generó cierta alarma en el sector, pero hasta el momento se mantiene la situación de monopolio en el tabaco y no hay indicios de que vaya a modificarse.

Sobre la posibilidad de un cambio siguen pesando más las razones ya argumentadas en anteriores ocasiones por las gremiales de estanqueros. Así, los estancos recuerdan que:

  • la carga fiscal y por lo tanto los cuantiosos réditos que obtiene el estado gracias al monopolio del tabaco vía impuestos directos e indirectos;
  • la fuerte responsabilidad que conlleva la distribución y venta de tabaco, teniendo en cuenta el tipo de producto del que se trata, y los peligros que supondría dejarlo en manos de distribuidores no controlados; principal razón por la que debe mantenerse el control estatal tanto en la adjudicación de licencias de estanco, como en la regulación de su actividad comercial;
  • la contribución de esta gestión en monopolio al control y reducción del propia contrabando de tabaco (apoyado en ese sentido por la propia OMS, al reclamar a los estados que controlen la venta de tabaco en sus territorios a través de licencias) y, por lo tanto, la limitación al acceso de menores a este producto, y el mantenimiento de las garantías de calidad y salubridad necesarias para el consumidor;
  • La resolución de otros asuntos en los que ya incidía la CNMC en 2014 gracias a algunas de las reformas legislativas aplicadas al sector del tabaco: la oferta de licencias de estanco en régimen de subasta, o la libertad para vender otros productos en los estancos, así como una mayor flexibilidad comercial.

 

Por lo tanto, dado el contenido del último informe de la CNMC, la alarma generada en el sector del estanco son, con toda probabilidad, infundadas: por una parte, se centra en asuntos diferentes al del monopolio; por otra, aunque repite su recomendación al respecto, la experiencia de ediciones anteriores demuestra que la misma no será suficiente para acabar con el modelo actual.